El deseo sexual, podcast Nº2 por Francesca Gnecchi

Hoy estoy dispuesta a sacarles las dudas sobre la diferencia entre no tener ganas de hacerlo y el estar atravesando por un trastorno sexual. Uno a veces piensa que el deseo es algo que nace como una llama desde adentro, pero no es así y menos si estamos conviviendo con alguien…

 

Al deseo tenemos que ir construyéndolo día a día, y el poder hablar con nuestra pareja y tener una relación sana en la que nos llevemos bien influye muchísimo.

 

Es un poco obvio pensar que si estuvimos todo el día discutiendo con nuestra pareja después no tengamos ganas de ir a la cama, quizás a ellos no les pasa pero a nosotras si.

 

Otra cosa que le pasa a muchas mujeres es que trabajan todo el día, llegan a la casa y siguen trabajando con los nenes, la limpieza, la comida, la vianda del día siguiente y el día no termina nunca. Cuando llegan las 12 lo único que querés es irte a dormir. Y no está mal.

 

Lo que no es bueno es perder los momentos juntos, el tener aunque sea un día en el que uno se dedica a la pareja, una cena juntos, apagar la tv y disfrutar. Y si tenés chicos, seguro una vez al mes alguien puede darte una mano para que vos puedas disfrutar de tu pareja. Es muy importante no perder esos días que se tiene el uno para el otro, no dejar de lado los juegos, las caricias, el contacto.

 

Otras veces la falta de deseo no tiene que ver con la falta de tiempo sino en poner el foco de atención en otros temas que no tienen que ver con la sexualidad. Por ejemplo la maternidad, temas económicos, el trabajo, la falta de pareja, la mala relación de pareja u otra situación que conllevan a cambiar la atención a otras cosas. En estos casos, lo más común es que esa falta de ganas dure un tiempo y después tu cabeza se ordena y volvés a dejarte llevar por los pensamientos de carácter más sexual.

 

La monotonía también es una mala compañera a la hora de pensar en el deseo: ¿Por qué? porque si sabés que todos los días va a ser lo mismo, no hay sorpresa no hay fuego, no hay juegos y es como comer todos los días fideos. Me gustan, son mi plato favorito pero si lo como todos los días va a llegar un momento en el que no lo quiera más.

 

Bueno, ahora se van todas a buscar otro hombre… no! Bueno si no da para más si, pero sino lo bueno es por lo menos una vez al mes hacer algo distinto, probar cosas nuevas, hacerlo en un lugar distinto, incorporar un juguete, lencería nueva, algo sado, ver una peli erótica y miles de formas de ponerle un poco de picante de creatividad.

 

Por último, no quiero dejar de lado el tema de cuando la falta de deseo persiste en el tiempo. Acá puede tener que ver con un momento de angustia, tensión, estrés o un problema médico, entre otros y es importante que podamos ir a un especialista para sacarnos todas las dudas y descartar que no sea un trastorno, y que si lo es podamos hacer algo.

 

Es muy común en nuestro país que no acudamos a un sexólogo. Generalmente se piensa que el sexólogo es para cuando tenemos un problema médico, y no para cuando tenemos, por ejemplo, falta de deseo. Antes ir al psicólogo también estaba visto como que solo iban los locos y ahora es súper común que muchos vayan. Lo mismo pasa con el sexólogo, no necesariamente vamos cuando nos pasa algo grave.

 

 

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