¿Alguna vez recreaste en tu mente, sin estar dormida, una escena en la que tenías un encuentro con la persona que te gusta?
De niños tendemos a imaginarnos que tenemos amigos que nos quieren y que nos siguen a todos lados, de grandes cambian los juegos a los que jugamos con esos amigos imaginarios, pero seguimos recreando en nuestra mente situaciones completas y encuentros con esa persona que nos gusta pero por alguna razón la tenemos prohibida.
Recuerdo que cuando era chica solía jugar al amigo invisible, quién no lo hizo, me pasaba horas hablando con mi amiga, muchas veces pasando al límite de llegar a percibir como reales determinados momentos del juego.
De más está decir que era la amiga ideal, siempre ganaba yo, ella estaba de acuerdo conmigo en todo momento, mi rol era el de la chica popular y ella me seguia a donde quisiera. Se entablaban largas conversaciones y todas las situaciones llegaban al punto al que yo quería llegar.
Dicen que en algún momento de la niñez se pierde ese amigo invisible y ya no se vuelve a tener relación con él. Disiento con esto, creo que lo que hacemos es cambiar el tipo de amigo/a imaginario, a medida que crecemos tendemos a generar todo tipo de historias en nuestra cabeza vinculadas a ese hombre/mujer que nos atrae. ¿No me van a decir que no es así?
Nos imaginamos diversas situaciones de la vida real en la que él o ella están ahí, nos hablan, nos invitan a salir, pensamos qué nos vamos a poner para atraerle y organizamos en nuestra mente la situaciòn del encuentro sin dejar de lado ningún detalle.
Suena el timbre y es él o ella, nos pregunta si estamos listas y lo invitamos a pasar a nuestra casa, todo empieza con un vino tinto y unas palabras de halago. Vamos a tomar unos tragos al bar de onda y de un momento para el otro, como si estaríamos viendo una peli, aparece la escena en la que estamos en la cama, todo sale perfecto, él o ella nos dan la mejor noche de nuestras vidas y claro… al día siguiente nos vuelven a llamar.
Ya sea que nos gusta alguien que está casado, alguna persona que no está interesada en nosotras, soy lesbiana o gay y me atrae alguien que no lo es, o estoy en pareja y fantaseo con escenas prohibidas, todos hemos recreado escenas completas con esa persona que nos gusta, todos hemos cambiado a nuestro amigo imaginario con el que jugabamos de niños por un amigo imaginario con el que jugar a “otros juegos”.