Según el General Social Survey (GSS), un importante estudio en Estados Unidos que se realiza todos los años desde 1989 de forma ininterrumpida, 2018 fue el año en el que los norteamericanos tuvieron menos sexo. En un país que ama los récords, podría decirse que el año pasado se batió la marca histórica de “célibes”: el 23% de los adultos consultados aseguraron que no habían mantenido relaciones sexuales en 12 meses. Pero lo que impacta a los investigadores es que dentro de ese grupo que no tuvo actividad sexual, los jóvenes de 20 a 29 años han llegado a superar el 23% del total poblacional y alcanzaron el 28%, lo que significa que se triplicó en la última década. Por otro lado, la falta de sexo entre las mujeres de 20 y 29 ha aumentado ocho puntos: el 18% de las consultadas afirmaron que en 2018 no tuvieron ninguna relación sexual, contra el 10% que habían dicho lo mismo en 2008.
¿Es culpa de Netflix? Sí, aunque suene exagerado y hasta bastante extraño echarle la culpa a Netflix o cualquier otra plataforma de entretenimiento, la realidad es que en muchas parejas las series (y las maratones de capítulos hasta bien entrada la madrugada) han reemplazado en buena medida los encuentros sexuales. O, mejor dicho, le han “robado” tiempo al sexo.
Un artículo publicado esta semana en The Wall Street Journal sugiere la posibilidad de que Netflix y otras plataformas de entretenimiento estén detrás de la abrupta caída de la frecuencia sexual y la fertilidad en Estados Unidos.
Consultada por La Nación, Francesca afirma que tenemos menos sexo por falta de tiempo porque cada vez tenemos más estímulos por fuera de la pareja. No solo trabajamos más, sino también agregamos más actividades a nuestro día, como deporte, amigos, salidas, hobbies y series. Esto hace que en la agenda no tengamos lugar para disfrutar de un encuentro con el otro y que muchas veces se haga ‘por cumplir’ y nos aferramos así a una odiosa ‘frecuencia sexual ideal’ que no existe.
Francesca aporta un dato súper interesante: el hecho de que haya bajado la frecuencia de las relaciones no significa que necesariamente haya bajado o apagado el deseo. De hecho, una de las cuestiones que más destaca es que hay un marcado interés por aprender sobre sexualidad: “Cada vez hay más juguetes, películas, notas, talleres… La gente se interesa muchísimo por estas cosas. Pudo haber bajado la frecuencia, pero no bajó el deseo y avanzó el querer saber más, el aprender, el interés por conocer los gustos e intereses sexuales del otro o incorporar cosas nuevas, como juguetes. También está en ascenso la autoexploración de mujeres para disfrutar del sexo con nosotras mismas.