Son el gesto de cariño más utilizado entre las personas. Ponen en funcionamiento más de 36 pequeños pero poderosos músculos y son responsables de que el latido del corazón pase, en cuestión de segundos, del reposo a la agitación. ¿Alguna vez te pusiste a pensar lo que implican los besos apasionados como gesto de amor? Es que al besar, no sólo vivimos un momento placentero y romántico, sino que también promovemos el bienestar general.
¿Sabías que los besos hacen que nuestro cuerpo libere hormonas que mejoran nuestro ánimo y funcionan como antidepresivos naturales? “Los besos apasionados tienen grandes impactos fisiológicos en nuestro organismo. Por ejemplo, disminuyen el nivel de cortisol lo que, a su vez, hace bajar el estrés, y, por lo tanto promueve una sensación de relax. Además, producen la subida de la adrenalina, ésta aumenta la presión sanguinea, acelera el ritmo cardíaco y nos hace sentir con mucha más energía. También favorecen la segregación de dopamina, una hormona que se asocia con el sistema cerebral del placer y es por eso que nos produce ansiedad”, explica Francesca Gnecchi. Lic. en Comunicación especializada en Sexualidad Femenina. Por eso buscamos que ese momento se prolongue y ¡queremos más!
Todo empieza con el contacto visual, con un toque mágico de las manos, un roce sin querer y esa anticipación que se siente en la boca del estómago en forma de mariposas. Los besos apasionados son adictivos y generan una explosión hormonal. “El cerebro es adicto a la oxitocina, que se produce cada vez que nos besamos. Esta hormona influye en funciones básicas como el enamoramiento, el orgasmo, el momento del parto, cada vez que amamantamos y está asociada siempre a la afectividad. Es la hormona del amor. Además, cuando besamos liberamos estrógenos y testosterona, que intervienen directamente en el estado de ánimo, las emociones y la sensibilidad”, explica Sandra Ojman, Licenciada en Psicología y especialista terapéutica en acompañamiento y tratamiento en situaciones de crisis, gestión del cambio y relaciones vinculares. Como si fuera poco, los besos apasionados también dilatan los vasos sanguíneos, reducen dolores, disminuyen el estrés, la tensión, los dolores de cabeza y la ansiedad.
Pero más allá del placer en sí mismo, este intercambio tiene otras funciones, como la liberación de neurotransmisores y hormonas -entre ellas algunas vinculadas a la felicidad y al amor- que generan en el cuerpo cambios muy positivos. Además, un beso apasionado ayuda a la regulación del colesterol, aumenta la producción de células sanguíneas e interviene en la función hepática, sexual y en el metabolismo de las grasas.
Al interior de la boca todo un proceso se pone en marcha al momento del beso. “Al besarnos la producción de saliva aumenta potenciando su función en la boca, que es limpiar y proteger contra las caries. También permite lubricar los tejidos blandos orales y aumentar las funciones inmunitarias“, indica la odontóloga Dra. Lucía Benites. La saliva contiene sustancias que combaten a las bacterias, virus y hongos que producen las enfermedades orales, por lo que un beso profundo ayuda a mantener la boca, dientes y encías saludables.
Barómetro de compatibilidad
Seguro te pasó: muchas veces un primer beso te sirvió como indicador de lo que vendría después con tu pareja de turno. La boca es una zona erógena, y es el escenario donde se recrea en ese juego de poderes y pasiones del acto amoroso. “Es el primer escalón de la pasión, la primera intimidad, donde no sólo nos tocamos y saboreamos, sino que también nos olemos y miramos. Ese combo sensorial es el que nos da una señal inequívoca de cómo nos sentimos respecto a nuestra pareja”, dice Ojman.
Pero esta señal no puede tomarse como norma general. Gnecchi explica que puede ocurrir que la otra persona de buenos besos apasionados pero luego en la cama tenga gustos distintos a los nuestros. “Incluso puede que haya besado a muchos pero no haya intimado con tantos y entonces tenga algo de falta de experiencia sexual. De todos modos, cuando nos besamos algo en nuestro interior nos dice si queremos avanzar, o no, con la otra persona, es decir por más que no siempre esté directamente relacionado, generalmetne lo usamos como barómetro”, agrega la especialista.
Sin embargo y a pesar del enorme poder que tienen y de la mano de una reducción en el juego de seducción, recientes encuestas muestran que hoy se besa menos, sobre todo entre los adolescentes y los más jóvenes. “Es una lástima, porque los besos no representan solamente los instantes de los preliminares, nos dan la posibilidad del placer anticipatorio, de conectar otros sentidos. Aún cuando no haya amor y se trate solo de sexo, es importante que tengamos un lugar para la pasión, la seducción y la entrega”, sugiere Ojman y comparte algunos consejos para el momento del beso.
- Conectate con la mirada, establecé intimidad.
- Jugá con el deseo, avanzá de menor a mayor intensidad
- Tu pareja tiene que sentir que estás ahí. No te disperses ni estés pensando en cómo te ve, entregate al encuentro sensual.
- Conectate emocionalmente.
- Usá las manos para acompañar los movimientos de la boca, acariciar, tocar. Recordá que todos los sentidos intervienen en ese momento.
- Si te gusta dar mordiscos, que sean sutiles y que respondan la reacción de tu pareja. Llevalos de manera sexy y no agresiva.
- Usá la lengua alimentando el juego erótico, pensalo como un baile de a dos, con sensualidad y ritmo.
- Finalizá el beso con un contacto visual, casi como al comienzo. Pensalo como un cuento, tiene un inicio, tiene un desarrollo y tiene un final. Cada etapa es importante.
Expertas consultadas: Francesca Gnecchi. Lic. en Comunicación especializada en Sexualidad Femenina. Dra. Lucía Benites para Sunstar GUM Americas. Lic. Sandra Ojman, fundadora de Consulta Online.