Fernanda Arteaga nos comparte este ritual de los cuatro elementos, ideal para el autocontacto y el máximo placer. Seguí los pasos para maximizar tus sensaciones, con diversos estímulos.
El agua
1. Colocá inciensos o sahúmos cerca de tu bañera o ducha. Elegí una música que te ayude a relajar.
2. Metete en la bañera y dejá que el agua la llene. No te preocupes si tenés ducha, podés seguir los mismos pasos.
3. Iniciá una respiración en cuatro tiempos: inhalo, retengo, exhalo, retengo, para comenzar a sentir la presencia.
4 Sentí cómo el agua va tocando tu piel, olé los aromas, escuchá la música.
5. Una vez que te sientas relajada, salí y dirigite a otro espacio para continuar con el ritual. Volvé a colocar la música y los aromas.
El aire
6. Cerrá los ojos y comenzá a hacer soplidos en todas las partes del cuerpo a las que llegues. Manos, pliegues de codos, piernas, pies, pechos y todas las partes según tus posibilidades. Quedate entre 5 y 10 minutos y andá sintiendo este segundo elemento.
El fuego
7. Dejá la sutileza del aire y el agua atrás. En este paso, enérgicamente frotá tu cuerpo buscando encenderlo. Pies, cola, pechos, vientre, abdomen. Lo más enérgico posible, sientiendo el calor, el fuego, durante 5 a 10 minutos y luego relajate para observar qué notás.
La tierra
8. Vas a amasar tu cuerpo como si fuese barro, buscando sacarle las corazas que tenés, que no quede parte sin amasar. Entendiendo que sos la Madre Tierra, dejando que salga lo que necesitás que emerja, que esté en presencia con vos misma. Después de 5 a 10 minutos, descansá.
9. Respirá y sentí.
El éter
10. Llegamos al final del ritual. Recorré con la palma de tu mano el cuerpo, sin presiones, sin búsquedas, solo entregándote al sentir, respirando, recibiendo la magia de los cinco elementos. ¡Atenti! Nunca salgas bruscamente de esta situación de relajación, andá volviendo de a poco a la consciencia, a tu ritmo.