El Día – Sexualidad en series: jóvenes y adultos que aprenden y desmitifican

Las ficciones que tocan varias temáticas referidas a la intimidad, identidades de género y problemáticas sobre abusos, entre otras cosas, son de las más vistas. No dan cátedra ni pretenden hacerlo, pero abren una puerta frente al desconocimiento que hay sobre el tema. Qué dicen los especialistas.

La polémica sobre la educación sexual parece que nunca va a terminarse. Por religión, tabúes o falta de recursos educativos, muchos jóvenes tienen poco acceso a informarse sobre este tema que no sólo tiene que ver con métodos anticonceptivos y enfermedades venéreas.

La Ley de Educación Sexual Integral – ley 26.150- entró en vigencia en 2006 y se transformó en un derecho para todos los estudiantes del país. La normativa establece el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada. Para esto se coordinó el diseño, la implementación y evaluación de las temáticas abordadas en todas las jurisdicciones del país.

Se trata de un espacio sistemático de enseñanza-aprendizaje que promueve saberes y habilidades para la toma de decisiones responsables y críticas en relación con los derechos de los niños, las niñas y los/as adolescentes al cuidado del propio cuerpo, las relaciones interpersonales, la información y la sexualidad.

Sin embrago, a 15 años de su sanción e implementación, la aplicación ESI sigue siendo precaria e insuficiente. Así lo refleja un estudio nacional de la Fundación Huésped realizado este año, que reveló que solo el 20 por ciento de los alumnos y graduados de Argentina consideran que se aplica de forma adecuada en sus escuelas.

“Internet posee recursos de todo tipo y no todos son saludables en educación sexual”

Quizá por eso los consumos culturales que hablan de sexualidad tengan tanto éxito. Mas allá de que la temática siempre fue muy consumida, en el caso de los contenidos dirigidos hacia adolescentes, el furor se dio en los últimos años. Los productores saben que la mayoría de los países no tienen un buena educación sexual y crean series y películas cada vez mejores que por ende tienen éxito.

Claro que no todo es producción audiovisual. Cualquier material referente a la sexualidad que circula por Internet es en casi todas partes del mundo lo más visto y visitado.

Notas, informes, páginas web enteras dedicadas a hablar de salud reproductiva, disfunciones sexuales y placer. Sin embargo, quienes se llevan todas la miradas son las historias ficcionadas que plasman los temas más coyunturales de la sexualidad adolescente.

Sex Education, Élite y Euphoria, son sólo algunas de las más populares. ¿La clave del éxito? Están dirigidas un público juvenil que en su despertar sexual busca referentes.

Estas producciones generan más enganche que el que muchos padres, madres o docentes soñarían con conseguir. El efecto adictivo de cada nuevo thriller psicológico o policial lo transforman en la clase más esperada del día. Cada contenido destinado a adolescentes y jóvenes incluye debates sobre sexualidad, estilos de vida y relaciones.

Y es que a lo largo de sus capítulos ponen sobre la mesa temas que van desde el suicidio hasta la prostitución de menores, pasando por relaciones sexuales entre pares y no tanto, infidelidades, maltratos, tríos sexuales, filmación de escenas de sexo sin el consentimiento de la otra persona, debates sobre feminismo, aborto y diversidad sexual.

UNA COSA ES UNA COSA Y OTRA COSA ES OTRA COSA

Según los especialistas, eso está muy bien, pero no hay que confundir realidad con ficción. No todo lo que se ve en las series es real o está del todo bien abordado.

“Es real que hoy existen temas que se pueden hablar más explícitamente, y que en lo social hay mucha más apertura para hablar de temas relacionados a la sexualidad, de todas maneras, queda mucho por andar en el camino de la educación sexual. Aunque internet provee un acceso amplio a educación sexual no siempre los adolescentes y adultos que buscan esa información saben hacer en los lugares adecuados. Internet posee recursos de todo tipo y no todos son saludables, muchos basan su información, en redes sociales, en influencers, etc., por lo que un cambio saludable seria viralizar espacios de información correcta y adecuada sobre la sexualidad”, explica Flavio Calvo, licenciado en psicología y docente (MN 66869).

Entiendo que estas generaciones están teniendo una educación sexual diferente, más completa. También hay muchísimos más estímulos y de todo tipo, fuera de lo escolar. Con el uso de Internet cualquier escena relacionada a la sexualidad está a un clic de distancia, por lo que, a pesar de que la ESI puede informar, hay mucho trabajo que hacer todavía”, destaca el especialista.

Estas series generan más enganche que el que muchos padres o docentes soñarían tener

Y sobre este tipo de contenidos que muestran las series “sexuales”, opina: “sin un adecuado contexto de diálogo y contención, es un contenido que limita. Está relacionado con esta información recibida por las redes o los medios, pero que no es información adecuada, si no tiene un acompañamiento adecuado. Los seres humanos aprenden por observación, al observar una conducta, se aprende a imitarla, es lo que se llama aprendizaje vicario. Si se observan escenas de un uso desenfrenado de la sexualidad, se aprende a repetir ese patrón. Esto no es un juicio moral o de valor, cada persona elige como desarrolla su sexualidad y es parte de la libertad del ser humano, de todas maneras, sí, apunto a un diálogo sobre estas conductas. Es necesario realizar campañas más sanas de promoción de una sexualidad saludable, y responsable. Es necesario hablar más, por ejemplo, de las enfermedades de transmisión sexual, no desde un lugar de miedo, sino desde un espacio de información sana sobre el tema. Por otro lado, si estas series fueran acompañadas de un buen espacio de diálogo, podrían ser muy bien aprovechadas”.

“En los últimos cinco años hubo un cambio bastante importante en el acceso a la información sobre sexualidad, mas que nada por el acceso a Internet. Ahora bien, el tema es poder ver cuál es el material que hay y al que accedemos, porque hay fuentes confiables y otras no. Incluso hay muchos medios que hacen artículos que no tienen base científica o no entrevistan a especialistas, entonces se vuelve confuso encontrar información de calidad. No es algo para hablar `entre nosotros´”, analiza Francesca Gnecchi Caldaroni, periodista diplomada en sexualidad y género, quien destaca que “por otro lado, cada vez más en las redes sociales los profesionales de la salud o de la salud sexual están difundiendo estos temas en sus canales. Los comunicadores estuvimos cubriendo baches ante tanta falta de educación sexual. Aunque no es nuestro rol. Pensemos que la mayoría de los adultos no hemos tenido educación sexual. Entonces estos canales que se van abriendo sirven para que todos se eduquen sobre el tema, menores y adultos”.

“Tenemos que saber sobre sexualidad y a veces en la escuela da vergüenza preguntar”

Para la comunicadora, es clave entender el cambio que se da con un mayor acceso a la información sobre el tema: “quienes han accedido a alguna clase de educación sexual hace 15 años atrás, cuando no existía la ESI, no tuvieron contenidos fijos y estipulados para cada una de las etapas de enseñanza, entonces obviamente una clase a lo largo de la vida o una clase por año sobre sexualidad no ayudó en nada. La realidad es que en líneas generales esas clases estaban más relacionadas a los cuidados de las enfermedades y embarazos no deseados, o los laboratorios se acercaban a las escuelas para promocionar toallitas íntimas. El uso del preservativo se les enseñaba a los varones y a las mujeres no, por ejemplo. Y a veces se veían cuestiones desde el lado biológico y de anatomía. Ahora, con la ESI, es integral, con lo cual también se habla del placer y lo que tiene que ver con la diversidad sexual, que antes ni siquiera se abordaba”.

En cuanto al contenido de las series, Francesca cree que “la realidad es que tenemos que entenderlas como que son ficción, con lo cual no intentan enseñarnos. Sex Education tiene bastante de contenido que está pensado para ayudarnos a entender algunas cuestiones sobre sexualidad, pero no deja de ser una ficción, y con Élite pasa lo mismo, pero no buscan darnos clases. Esto tiene que ir al lado de la explicación tanto de los colegios como de las casas”.

La ley de educación sexual integral, los contenidos escolares se adaptan a cada edad

EN PRIMERA PERSONA

“Está bueno que se abarquen todos estos temas desde el humor, aunque sean serios. Tenemos que saber sobre sexualidad y a veces en la escuela no se profundiza tanto o también da vergüenza preguntar”, dice Morena (16) sobre Sex Education.

“Estos canales que se abren sirven para que menores y adultos aprendan sobre el tema”

En el caso de Santino (14), cuenta que al principio le costó sentarse a ver esta misma serie cuando su padre se lo propuso. “Mi papá siempre me habló de sexo y esas cosas, pero era raro comentar algún capítulo con él. Después me fui sintiendo más cómodo y ojalá todos pudiesen verla”, reflexiona.

Con respecto a Élite, que tiene escenas mucho más explícitas porque está dirigida para mayores de 16 años, no todos son fanáticos. Clara (17) advierte que sus padres le permitieron ver esta producción española pero que con el correr de los capítulos le pareció que era demasiado: “las escenas están todas relacionadas con lo mismo. Creo que la historia podría contarse con menos imágenes fuertes. No terminé de verla”, explica.

Marina Linares (38), que es mamá de Bautista (14) y Teo (12), tuvo una especie de conflicto familiar cuando su hijo mayor quiso ver Sex Education en el televisor del living de su casa. “Creo que el contenido está bueno para su edad, pero al verla en un espacio familiar todos podíamos sentarnos a mirarla y no me parecía que ni nene más chico estuviese preparado para escuchar sobre todas las temáticas que trata la serie”, cuenta la mujer que tras dialogar con su marido hicieron un acuerdo: “llegamos a la conclusión de que si les prohibíamos que la vieran iba a ser peor, así que respiramos hondo y negociamos que la mirábamos entre todos, pero que iban a tener que escuchar nuestras explicaciones y aportes. Fue una buena decisión, asumimos la educación sexual de nuestros hijos y esto es una parte de ella”, destaca.

Ley 26.150

La Ley de Educación Sexual Integral entró en vigencia en 2006 y se transformó en un derecho para todos los estudiantes del país. La normativa establece el derecho de niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada.

 

 

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