LA NUEVA GENERACIÓN
Lejos de esconderse en reductos oscuros, los sex shops apuestan ahora al diseño y personalización de sus productos y servicios. Delivery para situaciones impostergables y fantasías customizadas a solo un click de distancia.
No hay un relevamiento oficial de la cantidad de sex shops que funcionan en las calles de Argentina. Tampoco de los que están esparcidos dentro de los límites de Buenos Aires, sobre todo en barrios de la Capital como Once y el Centro, de alta concentración. Tampoco sabemos cuántos ofrecen el servicio de venta online. Pero haciendo una breve exploración a través de medios tradicionales como Páginas Amarillas o la Guía de Clarín, el número varía entre 60 y 800 locales; en Google, la búsqueda arroja miles de resultados entre tiendas reales y virtuales, y aún estamos dejando afuera a MercadoLibre y los sex shops que venden por catálogo y en sesiones de tuppersex (reuniones de venta en un domicilio particular). En conclusión: la oferta es amplia, casi inmensurable. Y así lo es desde hace años. Lo que está cambiando, en un rubro aún bastante tabú, es la apuesta estética de algunos emprendimientos digitales que se diferencian y destacan en un mar de imágenes explícitas, logos sobre fondo negro y diseños arcaicos.
Curaduría de placer
En 1984, con el regreso de la democracia, la familia de Gustavo Vidal encontró y comenzó a explotar un sector comercial vacante hasta entonces: la venta de juguetes sexuales. Extasy se convirtió en el primer sex shop en estas latitudes y hasta hoy, aunque comparte mercado con otros cientos de marcas, conserva parte de su dominio: tiene cuatro sucursales distribuidas entre Microcentro y Recoleta. En su versión web (www.extasy.com.ar), despacha envíos para todo el país y ofrece sus productos en un entorno dividido entre la estética de la vieja guardia y la modernidad: la página tiene un diseño práctico y limpio, pero que convive con una vigente preferencia por el color negro y con un logo bastante old school. Así y todo, permite comprar con tarjetas, por teléfono y hasta por WhatsApp de una forma cómoda y amable a la vista.
Kisme, el sex shop fundado en 2002, es otro gigante del rubro: también tiene cuatro locales (en Flores y Microcentro) y la ventaja de contar con fábrica propia, donde se producen los sex toysde marca DigitalSex69, con distribución a sex shops propios y ajenos, tanto de Argentina como de Latinoamérica. Los juguetes de industria nacional son muy superiores en calidad a los fabricados a gran escala en China y se comercializan a un precio mucho más accesible que los importados de Estados Unidos. La página de Kisme (www.sexshop-kisme.com) coquetea con el futuro: es blanca, intuitiva, con detalles delicados de diseño y de contenido (generan promociones especiales de acuerdo a disintas fechas, como ahora es la Semana Mundial del Orgasmo Femenino, y notas sobre temas relacionados a la sexualidad y el erotismo). También se pueden ver los rankings de productos más vendidos para orientarse (ahora, aseguran, la estrella es el triple estimulador de marca argentina Luxus). Para los recién llegados hay 10% de bonificación en la primera compra y las transacciones y consultas se pueden hacer vía web, teléfono y WhatsApp. Hacen envíos a todo el país, pero dentro de Capital Federal el servicio tiene un plus para situaciones que no puedan postergarse: llegan en menos de una hora.
El atractivo visual va todavía un poco más allá en Paraíso, un sex shop que tuvo una experiencia comercial abierta al público (en el barrio de Belgrano, hace unos años) y luego decidió volcarse completamente a lo virtual. Actualmente, en www.paraisosexshop.com.ar, el acento está puesto en la imagen: es, en efecto, un placer visitar la tienda online -diseñada por el estudio Gota- que ofrece, entre otras cosas, la opción de comprar combos de juguetes con un destino determinado. Hay kits enfocados en el orgasmo femenino, otros pensados para la pareja, también para explorar la sodomía. Además, en la web los productos se etiquetan de acuerdo a ciertas características como pueden ser funcionamiento a pila, bajo ruido, flexible, inalámbrico o sumergible. Los clientes de Paraíso, según la gerencia, se dividen en un 52% de hombres y un 48% de mujeres, y los productos más hiteros son estimuladores clitorianos, los anillos peneanos y los vibradores unisex. Junto a la página, este sex shop tiene presencia en redes con su Facebook, Instagram y Twitter, y tiene un blog donde comparte notas de interés general.
Un sex shop hecho por mujeres, cuidado por mujeres y dirigido, mayoritariamente, a mujeres. Así es Erotique Pink, la “boutique erótica” online creada por Francesca Gnecchi, argentina licenciada en comunicación. Luego de una experiencia de vida en Europa, Francesca volvió al país para lanzar www.erotiquepink.com, un sitio que casi no parece lo que es: tranquilamente podría tratarse de un medio digital, con abundancia de contenidos relacionados a la sexualidad -sobre todo, la femenina o la concerniente a la pareja- y con la opción de bajar películas eróticas y de comprar merchandising. Pero no. Erotique Pink es un flamante sex shop que selecciona y comercializa productos importados singulares. No predominan los juguetes fálicos y simples, sino aquellos de colores estridentes, formas divertidas y tecnología avanzada. “Erotique busca naturalizar el tema [de la compra de juguetes y accesorios], por eso seleccionamos los productos más estéticos y delicados y los presentamos de forma visual, porque quienes hacemos Erotique Pink somos mujeres y sabemos lo que nos gusta”, asegura Francesca. La plataforma es rosa y blanca, el ícono es un simpático conejito y entre las categorías de sex toysfiguran “A vibrar mi amor”, “Descubriendo nuevas zonas”, “Aceitame y perfumame”, “Atame y esposame” y hasta el ideal “Quiero algo pero no sé qué”.
Nota publicada en playboyrevista.com