Descripción
El cuarzo rosa nos invita a rendirnos al amor hacia nosotras mismas al derretir corazas que fueron necesarias para cuidarnos pero quizás hoy podemos entregarnos a nuestra vulnerabilidad.
Ideal si necesitamos actualizar sensaciones y gatillos reactivos de nuestra corporalidad, la cual inteligentemente creo capas defensivas pero que hoy al darnos un espacio y tiempo podemos ir redibujando nuevos canales y rutas más sanas y blandas al momento de entrar en contacto con nuestra piel, recovecos y partes erógenas.
ya es tiempo de autoconocernos en cada instante en lo que nos gusta y en lo que no, y también dejar abiertas preguntas en lo que no sabemos todavía pero vamos reconstruyendo un cuerpo seguro, un cuerpo refugio que sabe de deseos y limites, para poder aventurarnos un poco más allá de nuestras sexualidad. Convertirnos en guardianas de nuestra corporalidad conlleva primero conocer nuestro cuerpo territorio, como algo propio, que nos pertenece.
Cuando experimentamos goce y dicha, nuestra conciencia se expande, abriéndonos nuevos caminos, rutas y posibilidades de existencia.
El placer sutil y consciente, como un toque sagrado, borra los bordes, limites y fronteras corporales y psíquicas que muchas veces nos tienen apresadas, el cuarzo rosa amorosamente nos compaña a descubrirnos y asombrarnos. Tanto lento y suave, como salvaje y primal, la amabilidad no se trata de formas sino de presencia.
Con esta práctica, comenzamos a identificar y darle cauce a bloqueos que pueden haberse creado en nuestros cuerpos físico, emocional o energético, ya sea por historia o experiencias, herencias del linaje o patrones condicionantes del inconsciente colectivo. El cuarzo rosa nos invita a rendirnos al amor hacia nosotras mismas al derretir corazas que fueron necesarias para cuidarnos pero quizás hoy podemos entregarnos a nuestra vulnerabilidad. Todo aflora en nuestro cuerpoconsciencia, desde el contacto profundo en vincularnos con una vara de cristal.
Su uso puede ser corporal, facial o vaginal. Tan importante masajear nuestra mandíbula como nuestra vulva.
Es un Bálsamo de ternura para acariciarnos por fuera y dentro, invitándonos a la apertura del corazón uterino y a la Tierra.
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